Canencia es un pequeño y curioso pueblo situado en la vertiente sur de la Sierra del Guadarrama, a uno 67 kilómetros de Madrid, en la parte meridional del Valle del Lozoya. Apenas llega a los 500 habitantes y se encuentra a 1.150 metros de altitud.
Se trata de una localidad rural y amena, rodeadas de arroyos y, según la tradición, antigua zona de perreras reales para la caza, de donde vendría su peculiar nombre. Avalan esta tesis las cabezas de perros que figuran en las cuatro esquinas del alero de su iglesia, y abunda en ella la veleta con la figura de un can que la culmina. Su territorio posee una gran riqueza natural, con abundante vegetación de chopos, robles, fresnos y arces y zonas de pastos.
La calle Real es el eje de la población. En ella se encuentran el ayuntamiento y, junto a él, la iglesia de Santa María del Castillo, un edificio del siglo XV con algunos elementos gótico-mudéjares. Una reforma realizada después de la Guerra Civil redujo su planta y mantuvo sólo una de sus capillas, con bella bóveda de crucería. El exterior presenta marcados contrafuertes y una torre de ladrillo y piedra. Declarada Monumento de Interés Nacional.
Las calles de Canencia tiene uan estructura sinuosa, con numerosos callejones sin salida, y conservan algunos ejemplos de construcciones añejas que mezclan lo urbano con lo rural. Asimismo, llaman la atención el potro de herrar y la fuente Cantarranas.
A cuatro pasos de Canencia, el puente Canto es una pieza medieval magníficamente conservada. Algo más alejado, el puente de las Cadenas se rodea de una magnífica vegetación. Una ruta, que discurre por el terreno llano de La Dehesa, une estos dos puentes y el de Matafrailes, algo más lejano, situado en la confluencia del arroyo Canencia con el río Lozoya. La ruta que enlaza Canencia con el puerto recorre senderos umbríos, zona de pinares y pastizales.
Foto vía Pueblos de España