Para lo que tiene ser la catedral de una capital europea, hay que decir que la Catedral de la Almudena es relativamente muy reciente. Se construyó entre 1879 y 1992, tanto es así que Juan Pablo II aprovechó su visita a Madrid en 1993 para consagrarla. Situada frente al Palacio Real, por la parte de la Plaza de la Armería, es una de las visitas imprescinsibles de la ciudad.
La primera piedra de este templo la colocó el rey Alfonso XII. Nos detenemos precisamente en primer lugar en esta fachada que da hacia la Plaza de la Armería. Comenzamos a ver imágenes como la de la Virgen de la Almudena, en la parte superior, o las de San Isidro Labrador, patrón de la ciudad, San Fernando o Santa Teresa de Jesús. Las vidrieras del balcón representan a la Virgen de Lis, y las torres, llamadas de los gallegos, ya que sus campanas fueron donadas precisamente por gentes de estas tierras.
Ya en el interior, de estilo neogótico a diferencia del neoclásico del exterior, se puede ver la cripta con la imagen de la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid. Otras tallas interesantes son el Cristo Crucificado de Miñarro, o el retablo de Berruguete en la girola. Tiene cien metros de largo y 74 de alto, así como tres naves, trece capillas y una cúpula de veinte metros de diámetro.
Realmente no sorprende demasiado el interior de la iglesia. A mí me pareció bastante austero, si no llega a ser por la decoración de los frescos de Kiko Argüello en el ábside del templo, o el retablo donde se halla la Virgen de la Almudena, pintado en el siglo XV por Juan de Borgoña.
A los pies de la imagen se halla desde el año 2000 el sepulcro de la reina María de las Mercedes, esposa de Alfonso XIII, quien había pedido expresamente descansar en este templo.
Una iglesia que podéis visitar tranquilamente desde el exterior. No os perderéis demasiado dentro.
Foto Vía Madrid Spain Photos