Patones es un pequeño y pintoresco pueblo que se encuentra a 60 kilómetros de Madrid, en la cuenca del Jarama y en el noreste de la provincia. Se trata de un pueblo que merece ser conocido y disfrutado. Cada fin de semana, más turistas llegan a este humilde municipio madrileño para disfrutar de su gastronomía, su naturaleza y su patrimonio.
Una vez paseado por las calles de Patones y tras contemplar la iglesia, la ermota de la Virgen de la Oliva , la presa del pontón de la Oliva y la Cueva del Reguerillo, hay que darse un homenaje con la gastronomía local.
En primer lugar, podemos acudir al restaurante El Rincón de Patones (calle Del Arroyo, 16). Abre los jueves tarde, viernes, sabado y domingo por la mañana. Dispone de dos salones con distintos ambientes y estilos, decorados con cuadros de jóvenes artistas. Presenta una cocina tradicional de mercado con un cierto toque creativo y original. Además, luce una buena selección de vinos y cuenta con terraza en verano.
También podemos ir al restaruante El Rey de Patones (Calle Las Azas, 7). Cierra los miércoles, salvo festivos. Se trata de un local rústico, como todas las viviendas del pueblo, que sabe sacar partido al edificio y cuya decoración mantiene el mismo tono. Ofrece una cocina tradicional de la zona, una amplia oferta de vinos y una rica selección de postres caseros.
Además, podemos decantarnos por El Poleo (Travesía del Ayuntamiento, 7). Este restaurante sólo abre en fin de semana. Presenta una carta creativa y elaborada, de la que prácticametne se han excluidos los pescados. Es muy frecuentado por famosos.
Por útimo, en Patones podemos alojarnos en El Tiempo Perdido (Travesía del Ayuntamiento, 7), uno de los mejores hoteles de la Comunidad de Madrid. Ofrece un ambiente lujoso y elegente, que recrea todo el sabor del pasado con obras de arte procedentes de todo el mundo, así como piezas de artesanía española. Además, el restaurante del hotel es el El Poleo al que nos hemos referido con anterioridad.
Foto vía Hotel Search