Durante los últimos días del verano, todavía se puede en Madrid conocer lugares donde cenar en un ático, picotear al lado de gente guapa o disfrutar de las tapas. La capital ofrece mucho para comer y beber en el ocaso del verano.
1º. LA TABERNA LOS GALLOS (Calle Puigcerdà, 4):
Con su amplio ático en el piso superior, este restaurante es toda una delicia. El ático presnta una cubierta acristalada que permite la entrada de luz natural durante el día en tanto que de noche o puede retirarse para dejar paso al aire exterior.
La sala se organiza muy bien ya que deja bastante espacio entre las mesas. Una zona central de barra con sillas altas aumenta el nivel del conjunto, una simbiosis entre ático y terraza exterior que se complementa la terraza a pie de calle de este restaurante. Ofrece una notable cocina que se basa en los mejores productos y elaboraciones.
2º. LA VERÓNICA ( Calle de Moratín, 38)
Se trata de un conocido restaurante del Barrio de las Letras. La carta tene varios platos estrella como el corte de carne de vacuno, la pasta de carabineros, el escabeche casero de berenjena, la ensaladilla rusa o las albóndigas de pollo.
Destaca por su cuidada selección de la materia prima comprada cada a diario en el Mercado de Antón Martín. Cuenta con un menú del mediodía de gran calidad y se amplía el horario adaptándose a la tendencia del servicio non-stop. Todo un ejemplo del slowfoof que se ha puesto de moda en las grandes urbes del planeta.
3º. WAREHOUSE (Calle de Lagasca, 148)
Este restaurante plantea una fórmla que se centra en la materia prima obtenida de pequeños huertos locales y de los productos de la granja ecológica. Así, se puede disfrutar de una cocina informal, original y notable según los principios de la filosofía slow food.
En su carta sobresalen las típicas tostas y ensaladas, las llamadas «rústicas» masa de pan horneada y acompañada, productos del huerto, de la dehesa y del mar. Entres sus entrantes, se recomienda probar los quesos o el pulpo a la parrilla; y en los postres, no hay que dejar de saborear el helado de violeta y la tarta de queso con maracuyá y miel. Finalmente, los cuidados vinos de producción propia maridan muy bien con cada plato.
Foto vía Cosas que hacen la vida amable