Me gusta eso de tener un trocito de Egipto en Madrid. Un recuerdo milenario, que se embellece mucho más por los magníficos atardeceres que se viven desde el Templo de Debod. Cada tarde son muchos los turistas y lugareños que se acercan hasta aquí, atraídos por la costumbre, o por el relato de amigos, guías de viajes y demás.
Pero, ¿cómo que tenemos un antiguo templo egipcio en pleno corazón de Madrid?. Pues tuvo su origen en 1968, cuando Egipto le regaló a España, pieza a pieza, este templo, en agradecimiento por la ayuda recibida para salvar los templos de Nubia, como el de Abu Simbel, en peligro de desaparición al construirse la presa de Asuán.
Hoy podemos ver este templo de más de 2.200 años, enclavado en el Cuartel de la Montaña de Madrid. Su nombre le viene de estar dedicado a Amón de Debod y a Isis. Llegó a España, pieza a pieza, en 1970. Desembarcó en el puerto de Valencia, y desde allí se trasladó en camión hasta la capital de España.
Declarado desde el 2008 Bien de Interés Cultural, se inauguró en 1972. Pero todos estos datos históricos no serían nada sin la magnífica postal que cada tarde se vislumbra en torno a él. Se puede visitar a cualquier hora, pero yo, y cualquier madrileño, os recomendaría ir a disfrutarlo al atardecer.
Llevé mi cámara de fotos y no recuerdo cuántas le pude hacer. El Templo de Debod cambia completamente de día y de noche. Tumbados en el césped que le rodea veréis a mucha gente, esperando el momento. El sol cae mientras el sonido de una fuente cercana nos transporta tal vez hasta el antiguo Egipto.
Además, desde la explanada de este templo, se pueden contemplar unas hermosas vistas de la Casa de Campo, la Catedral de la Almudena y el Palacio Real. A veces uno no entiende cómo hay lugares que pueden pasar tan desapercibidos. Este del Templo de Debod es uno de ellos. Espero que no os falte en vuestra próxima visita a Madrid.
Foto Vía Arqhys