La iglesia y el convento de San Plácido, de estilo renacentista en transición al barroco, se halla en la calle San Roque, 9, cerca de Metro de Callao. Se puede visitar en su horario de culto y de forma totalmente gratuita. Es un Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.
Si uno acude cuando el horario de culto ya se ha terminado, se puede llamar al timbre del convento. Las monjas benedictinas que lo habitan siempre están dispuestas a enseñar la tan preciada joya que ellas custodian. Si bien, lo más lógico es concertar una visita con tiempo.
La primera abadesa del convento de San Plácido fue la fundadora de este templo: doña Teresa Valle de la Cerda en el siglo XVII. Las obras empezaron en 1623, si bien no se concluyeron hasta 1658 bajo las órdenes de Fray Lorenzo de San Nicolás.
La estrella del templo es el cuadro del Altar Mayor: «El Misterio de la Encarnación», obra de Claudio Coello en 1658. El retablo que lo enmarca es obra de los hermanos de la Torre, quienes asimismo realizaron los altares del crucero.
Claudio Coello también pintó los retratos de Santa Gertrudis, San Benito y su hermana Santa Escolástica. Además, llaman la atención las Vírgenes pintadas por Meléndez en el siglo XVIII y la magnífica decoración al fresco de la cúpula, las bovedas del crucero y las pechinas, de Francisco Rizzi y Juan Martínez Cabezalero.
Asimismo, hay que deleitarse con las esculturas de Manuel Pereira (San Plácido y San Benito, entre otras) y el magnífico Cristo yacente, de Gregorio Fernández.
Incluso en la Sacristía estuvo durante bastante años el Cristo crucificado de Velázquez. Fue pintado para la sacristía de esta iglesia en 1628. En 1808, pasó a las manos de Maneu Godoy. Tras su muerte, dio varias vueltas hasta llegar al Museo del Prado.
Sin duda, se trata de uno de los lugares menos conocidos de Madrid, incluso para los propios madrileños. Un ejemplo de lo mucho que guarda la capital en cualquiera de sus rincones.
Foto vía Un salto a Madrid