El tramo recuperado, de 200 metros de longitud y ocho de ancho, se halla en una vía pecuaria conocida como ‘Cordel de Suertes Nuevas’, junto a la carretera de Galapagar a Collado-Villalba, en el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama.
La calzada romana de Galapagar ha sido identificada como un tramo de la llamda Vía 24 del Itinerario de Antonino, documento del siglo III que especifica los caminos del Imperio Romano, y donde se sitúa el paso de una calzada por la sierra madrileña, proveniente de Mérida Emerita Augusta y con destino a Zaragoza Caesaraugusta.
Así, la vía 24 atravesaba el término de Galapagar, desde el Puente del Herreño hasta el Puente del Toril, para desde aquí, seguir su itinerario cruzando el casco urbano de la localidad.
La utilización de la vía se ha certificado en diversas épocas. En la calzada, se ha hallado una alcantarilla de época romana erigida con grandes losas de granito. Durante la Edad Media un documento fechado en 1249 y firmado por Fernando III, se refiere a la vía como la «carrera toledana, derecha como va al Galapagar», vía que unía Segovia con Toledo.
En 1765, fue levantado el Puente del Toril con un estilo que imita a las obras de ingeniería civil de época romana, para que por este lugar pasase la nueva carretera que unía Madrid con El Escorial y Castilla la Vieja. Aquí se levantó un mojón.
Además, el siglo XVIII se erigió la rampa empedrada, situada a la izquierda del Puente, que facilitaba el paso, desde el antiguo camino que venía del centro de Galapagar hasta el nuevo Camino Real de Castilla. Asimismo, a lo largo del siglo XIX la antigua calzada romana cambió de uso y se transformó en vía pecuaria, con el nombre de «Cordel de Suertes Nuevas.
Por último, el estado de conservación actual de esta calzada roman permite apreciar las sucesivas capas del camino, desde el s. XVIII hasta hoy en día ; siendo su aspecto actual resultado principalmente de las reformas llevadas a cabo durante los siglos XVI y XVIII.
Foto vía Senderismo Galapagar